Hace unos días llegó a mi conocimiento un artículo (?) publicado hace
unos meses en la versión digital del periódico “El Mundo”, titulado (agárrense)
“El 'cuerpo 10' de Pilar Rubio se toma una excedencia por su embarazo”, y con
el subtítulo “Decálogo de los cambios que sufrirá el cuerpo de la presentadora
durante la dulce espera”.*
Encima, incluyen un bonito y nada
obvio fotomontaje de qué aspecto tendrá la ex-reportera de “Sé lo que hicisteis”
en su octavo mes de embarazo. Muy útil, porque ¿cómo estará cuando llegue a los
ocho meses de embarazo? Creo que nadie se podría imaginar que tuviese un bombo
que no le dejase ver los pies. Toda una sorpresa.
“Cuerpo 10” con respecto a qué
escala y teniendo en cuenta qué parámetros, es otro tema. (Personalmente, me
parece un concepto totalmente estúpido, y sexista, pero me voy a centrar en el “decálogo”
en sí). Nos regalan una pequeña lista de todos los crímenes contra el cuerpo de
la mujer que perpetra un embarazo: aumento de peso, crecimiento de la tripa,
desdibujamiento de la cintura, ensanchamiento de las caderas, flacidez,
celulitis, estrías, caída de pecho, deslucimiento del cabello y del rostro…
Auténticos atentados contra la estética, como ven. Me llama especialmente la
atención la frase “Afortunadamente, gran parte del peso acumulado durante la
gestación se pierde en el momento de dar a luz”. Ufff, pues menos mal, ¿eh? Que
ya estaba en un sinvivir. Desde luego, saber eso es todo un alivio para las
mujeres recién paridas, cuya primera y más urgente preocupación es cómo sacarse
de encima esa antiestética grasa extra (el ser humano pequeñito y chillón que
demanda toda tu atención, energía, tiempo y cariño es algo totalmente
secundario).
La gran paradoja de todo esto es que
vivimos en una sociedad que exige a la mujer ser activa, dinámica, emprendedora,
deportista, sociable, con inquietudes culturales, multiorgásmica, tener un aspecto siempre perfecto Y querer ser
madre y “asentarse en la vida” con un hombre, porque, como todo el mundo sabe,
no eres mujer de verdad si ese no es tu objetivo primario en la vida. O sea que
buscamos, básicamente, madres modelos, PERO cuando una mujer “modelo” (tómese el término con pies de plomo) va a ser madre, lamentamos todo lo “se echa a perder”. O eres madre o eres “atractiva”.
Porque en esta sociedad hipócrita que se nutre de las apariencias, el embarazo,
la menstruación y todo lo que el cuerpo de la mujer conlleva de forma natural
es algo sucio e incómodo que debe ser tabú. Debe ser tabú todo aquello relacionado
con el cuerpo femenino que no implique directamente un beneficio estético. Lo
incómodo, lo inoportuno, lo “sucio”, no existe.
Y cuando lo incómodo, lo inoportuno, lo “sucio”, deja de estar
relacionado solamente con tu capacidad reproductora para extenderse a las
arrugas, la celulitis, la piel desgastada por los años, las formas caídas, las
patas de gallo, entonces, lo siento; para la omnipotente sociedad occidental del
consumo del siglo XXI, ya no eres mujer. Eres algo viejo e indigno que, al
menos socialmente, ya no tiene utilidad ninguna.
El burka de la mujer
occidental, señoras y señores, se llama talla 38.
Soy de esas mujeres que más de
una vez, y más de dos, se ha presentado en clase a primera hora con rostro de
fantasma y ojeras como dos soles por haberse quedado leyendo hasta tardísimo la
noche anterior. Más de una vez, y más de dos, se me ha olvidado peinarme, por
estar ocupada con otra cosa, por andar a toda prisa, por un despiste o por, qué
demonios, pura pereza. Mi técnica para elegir
la ropa del día suele reducirse muchas veces a, básicamente, abrir el armario e improvisar.
Y qué queréis que os diga. Me la suda.
Vivan las chicas (y los chicos)
con ojeras, cara de cansancio, espinillas, kilos de más, kilos de menos, pelo
revuelto, aire desaliñado (pero desaliñado de verdad, no desaliñado postureado),
que se echan cremas o que pasan de hacerlo. Que resultan “incómodos” para un
mundo que prescinde del es y se
obsesiona con el parece.
En fin, que me cabrea muchísimo
que “artículos” tan evidentemente ofensivos y machistas se cuelen en el
periodismo serio (tan serio como puede llegar a ser el periodismo que hace "El Mundo”, se entiende). Bueno, mejor dicho, directamente, me toca los ovarios que
dichos “artículos” existan. Que esta mentalidad siga existiendo, en una
sociedad que ha avanzado tanto como para que podáis leer estas líneas desde las
antípodas inmediatamente después de que las haya publicado, pero que sigue
siendo fundamentalmente el máximo exponente de lo gañán y lo troglodita.
*Podéis leer este despropósito
periodístico aquí: http://www.elmundo.es/loc/2013/11/16/52866cbf61fd3d26558b457a.html
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