jueves, 13 de febrero de 2014

La cosa va de frutas

No hay nada mejor que emborracharse de ingenio con este texto atribuido (probablemente de manera apócrifa, pero y qué, me hace ilusión pensar que lo escribió él) a mi querido John Lennon y que os dejo más abajo para enfrentarse a uno de esos días del año en los que ser feliz es casi obligatorio por norma social. En el que el amor se mide en cajas de bombones y ramos de rosas vendidos. En el que recibir una tarjeta de felicitación se equipara con celebrar un sentimiento tan grande e intenso que se escapa de todo calendario, por mucho que nos empeñemos en ponerle un día.
Y es que no sé vosotros, pero a mí siempre me ha fastidiado sobremanera el concepto de “media naranja”. Lleva implícito que de alguna manera somos seres incompletos, mesas cojas, que dependemos de otras personas (de nuestra otra “media naranja”) para sentirnos plenos y realizados en nuestras vidas, que nuestra valía como personas depende de otras personas.
Craso error.
Cada uno de nosotros es una naranja entera. No necesitamos (y qué bien que no lo necesitemos) a nadie para que “nos complete”. Somos personas perfectamente válidas por nosotras mismas, capaces de llevar a cabo grandes hazañas, y de cometer tremebundos errores, porque contenemos las dos mitades de la naranja. Las dos mitades de la naranja somos todos y cada uno de nosotros. 
Como me dijo una vez una persona sabia, no es “Tú me completas”. Es “Tú me potencias”. Tú me haces querer sacar lo mejor de mí. Tú me ayudas a ser feliz, haces que me sea más fácil ser feliz, pero no eres lo único que me hace feliz, ni mi felicidad depende de ti. Que tu felicidad dependa únicamente de tener a alguien al lado es muy poco sano. Imaginadlo desde el otro lado: que vosotros fueseis el único factor del que dependiese la felicidad y bienestar de vuestro novio, novia, arrejuntamiento, esposo, esposa, como-queráis-llamarlo. Qué horror. Como muy bien dice mi colega Johnny, nadie se merece tener que lidiar con una carga semejante, principalmente porque en última instancia las únicas personas que podemos hacernos felices somos nosotros mismos.
A la mierda el “Tú me completas”, el “Tú eres mi mundo”, el “Nada tendría sentido sin ti”. Mi mundo eres tú, cierto. Y todas las demás personas a las que amo y adoro con locura. Y yo. Yo tengo un lugar bastante destacado en mi mundo (para algo es mío). Y mi trabajo o estudios. Y mis aficiones. Y todas las cosas que me gustan, y las que se me dan bien o no tan bien. Y mis defectos y mis virtudes. Mi mundo (el mundo de cada uno, se entiende) es (o debería ser) tan grande y rico y satisfactorio que no depende de una sola pieza para su buen funcionamiento.
Seguimos con lo que nos cuenta (supuestamente) Lennon: nos han querido vender desde niños un ideal de felicidad que no siempre se cumple. Hay muchas, muchas personas que para ser feliz necesitan seguir otra vía distinta a la de “madre-padre-niños-casa-coche-perro”. Y hay otras muchas personas que buscan eso porque saben que les hará muy felices. Ninguna de los dos caminos es mejor o peor que el otro. Es más, ni siquiera hay solamente dos caminos. Hay tantos caminos como seres humanos en el mundo, y tratar de vender como “bueno” o “correcto” o “moralmente adecuado” uno solo de ellos es como si de repente uno de esos tantos seres humanos se erigiese por encima de los demás e impusiese su forma de vida como la única válida, ignorando y despreciando todos los más de 7000 millones restantes. Hay gente que busca una cosa, hay gente que prefiere otra, hay gente que no se lo plantea y va sobre la marcha, hay gente que cree que busca algo, lo consigue y se da cuenta de que eso no le hace feliz, y entonces empieza a buscar de otra manera. Hay gente y gente y gente y gente. (Qué aburrido sería que solamente hubiese “gente", en lugar de “gente y gente y gente y gente”).
No mercantilicemos el amor. No le pongamos barreras ni normas, ni modelos a seguir, ni ideales prefabricados y envueltos en papel de celofán, ni cruces en el calendario, a un sentimiento tan libre, único e irrepetible como cada uno de nosotros, que cada uno de nosotros merece vivir de una manera tan libre, única e irrepetible como considere conveniente.

Porque se habla mucho de la “media naranja”… pero ¿y si soy un limón?


They made us believe that real love, the one that’s strong, only happens once, more likely before your thirties.
They never told us that love is not something that you can put in motion, neither has time schedule.
They made us believe that each one of us is the half of an orange, and that life only makes sense when you find that other half.
They did not tell us that we were born as whole, and that no-one in our lives deserve to carry on his back such responsibility of completing what is missing on us: we grow through life by ourselves. If we have a good company it’s just more pleasant.
They made us believe in a formula “two in one”: two people sharing the same line of thinking, same ideas, and that it is what works.
It’s never been told that it has another name: invalidation, that only two individuals with their own personality is how you can have a healthy relationship. It has been made to believe that marriage is an obliged institution and that fantasies out of hour should be repressed.
They made us believe that the thin and beautiful are the ones who is more loved, that the ones that have little sex are boring, and the ones that has a lot of it are not trustful, and that will always have a old shoes to a crooked foot; what they forgot to tell us is that there are more crooked minds than feet.
They made us believe that there’s one way formula to be happy, the same one to everybody, and the ones that escape from that are condemned to be delinquents.
We have never been told that those formulas go wrong, they get people frustrated, they are alienating, and that we can try other alternatives.
Oh! Also they did not tell us that no one will tell those things to us. Each and everyone of us will have to learn by ourselves.
And, when we get to the point that you are in love with yourself first, that’s when you can fall in love with somebody.

2 comentarios: